Nuestras mascotas nos esperan todo el día para volver a casa y siempre están felices de vernos.
Saben cómo dar incondicionalmente. Saben cómo concentrarse en una actividad a la vez. Por ejemplo, cuando comen, comen, cuando caminan, caminan y cuando juegan, juegan. No dedican tiempo a hacer multi-tasking. Aprecian las pequeñas cosas, un paseo por la naturaleza. Saben estar presentes en el momento y oler una flor.
Nuestras mascotas no tienen segundas agendas.
¿Podemos aprender a ser más como nuestras mascotas y dar incondicionalmente, concentrarnos en una actividad a la vez, apreciar las pequeñas cosas y estar más presentes en el momento? Tal vez al abandonar nuestras segundas agendas, podemos acercarnos a lo que queremos ser y estar más alineados con nuestras mascotas.